[T1]Lynn Schwab
Esta es Lynn Schwab, y estuvo visitando Madrid, por primera vez, esta semana. Yo había oido hablar de ella, pero cada vez tengo más claro que uno no puede valorar el trabajo de otro artista hasta que no lo vive en directo, y menos cuando de ritmo se trata.
El taller duró tres días y las sesiones estuvieron divididas en dos partes.
La primera consistió en trabajo técnico al puro estilo de Steve Condos: vocabulario imprescindible para cualquiera que quiera mejorar su técnica, pero aburrido para los que incluimos sus rutinas en nuestro entrenamiento regular. A tiempo, a doble tiempo, combinándolos, sustutuyendo los silencios con palmas. La verdad es que nunca viene mal ver a otro ejecutarlas, porque cada secuencia está llena de pequeños matices que tienen relación directa con el ritmo propio que tiene cada uno.
Dijo mucho sin hablar demasiado y relacionó el silencio con el vacío. El silencio entre pulsación y pulsación, el vacío en las articulaciones. Yo visualicé el ritmo como un bloque macizo esculpido con silencio.
Introdujo a Leon Collins, coreógrafo de la rutina que nos pasó en la segunda parte de las sesiones. Sencilla y hermosa. Tres bloques técnicamente asequibles y rítmicamente complementarios. Complejos de ejecutar porque estan llenos de sabor, pero también llenos de espacio.
Cuando ví a Lynn hacerlos por primera vez se me pusieron los pelos de punta y no pude evitar pensar en el momento en el que Josh Hilberman nos mostró por primera vez el Soft Shoe que nos iba a enseñar -y que yo no pude retener- el verano pasado en Finlandia. [Josh, I hope to have the oportunity to hang out with you soon, and that you can show me how to do that Satin Doll again]. Debo decir que tanto Joe Stirling -el maestro de Josh- como Leon Collins, bailaron -no sé si juntos, aunque lo dudo- en Vaudeville durante la década de los treinta.
El taller se terminó ayer y me he quedado satisfecho. A veces pienso que me gustaría haber aprendido más -la coreografía original tiene catorce bloques- pero así retengo estos pasitos y ahorro materia gris, porque con todo lo que a uno le queda por aprender...
El taller duró tres días y las sesiones estuvieron divididas en dos partes.
La primera consistió en trabajo técnico al puro estilo de Steve Condos: vocabulario imprescindible para cualquiera que quiera mejorar su técnica, pero aburrido para los que incluimos sus rutinas en nuestro entrenamiento regular. A tiempo, a doble tiempo, combinándolos, sustutuyendo los silencios con palmas. La verdad es que nunca viene mal ver a otro ejecutarlas, porque cada secuencia está llena de pequeños matices que tienen relación directa con el ritmo propio que tiene cada uno.
Dijo mucho sin hablar demasiado y relacionó el silencio con el vacío. El silencio entre pulsación y pulsación, el vacío en las articulaciones. Yo visualicé el ritmo como un bloque macizo esculpido con silencio.
Introdujo a Leon Collins, coreógrafo de la rutina que nos pasó en la segunda parte de las sesiones. Sencilla y hermosa. Tres bloques técnicamente asequibles y rítmicamente complementarios. Complejos de ejecutar porque estan llenos de sabor, pero también llenos de espacio.
Cuando ví a Lynn hacerlos por primera vez se me pusieron los pelos de punta y no pude evitar pensar en el momento en el que Josh Hilberman nos mostró por primera vez el Soft Shoe que nos iba a enseñar -y que yo no pude retener- el verano pasado en Finlandia. [Josh, I hope to have the oportunity to hang out with you soon, and that you can show me how to do that Satin Doll again]. Debo decir que tanto Joe Stirling -el maestro de Josh- como Leon Collins, bailaron -no sé si juntos, aunque lo dudo- en Vaudeville durante la década de los treinta.
El taller se terminó ayer y me he quedado satisfecho. A veces pienso que me gustaría haber aprendido más -la coreografía original tiene catorce bloques- pero así retengo estos pasitos y ahorro materia gris, porque con todo lo que a uno le queda por aprender...
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