equilibrio
Querido Walter,
la semana pasada empezó bien, pero fue mejorando poco a poco. Walter Tzará subió desde Washington para hacer una entrevista en la Gran Manzana y aprovechamos para pasar tiempo juntos. Caminamos, comimos, charlamos y fuimos a la Opera ahora que en el Met ha comenzado la temporada.
Las Bodas de Fígaro es uno de los montajes que desde hace tiempo tenía ganas de ver: compuesta por Mozart y basada en la segunda de las obras literarias de la trilogía de Lorenzo da Ponte, narra las aventuras de un tal Fígaro en la Sevilla de finales del siglo XVIII. La agilidad de la música, el tono cómico -muy shakesperiano- del que está impregnada la historia y la naturaleza coral de la obra, hace que no resulte pesada como a veces ocurre con otros montajes de este género. Me divertí oyendo cantar arias que me resultaban familiares, me deleité con la sutileza de la escenografía y el vestuario, y por qué no, con la idea de que yo era uno de los cortesanos que caminaba por el suelo inclinado del palacio de los Condes de Almaviva.
Las clases estuvieron bien y tengo la sensación de haber ido recuperando la retentiva poco a poco. Hay que aprender a aprender y ello tiene también su proceso. Esta mañana Mr. Myers habló de la importancia de aprender a mantener el equilibrio aún cuando el centro se desplaza con respecto al eje y ahora, mientras escribo estas líneas, pienso en que ese viene siendo mi trabajo en las últimas semanas a raíz de las migraciones, y sobre todo con los movimientos tectónicos producidos por la fugaz visita de La Reina.
La vida en casa con Mamola es agradable a pesar de que los trenes de la Línea uno pareciera que pasan frente a mi ventana. El tiempo ha cambiado notablemente y parece que empieza el otoño en Nueva York.
Un abrazo
la semana pasada empezó bien, pero fue mejorando poco a poco. Walter Tzará subió desde Washington para hacer una entrevista en la Gran Manzana y aprovechamos para pasar tiempo juntos. Caminamos, comimos, charlamos y fuimos a la Opera ahora que en el Met ha comenzado la temporada.
Las Bodas de Fígaro es uno de los montajes que desde hace tiempo tenía ganas de ver: compuesta por Mozart y basada en la segunda de las obras literarias de la trilogía de Lorenzo da Ponte, narra las aventuras de un tal Fígaro en la Sevilla de finales del siglo XVIII. La agilidad de la música, el tono cómico -muy shakesperiano- del que está impregnada la historia y la naturaleza coral de la obra, hace que no resulte pesada como a veces ocurre con otros montajes de este género. Me divertí oyendo cantar arias que me resultaban familiares, me deleité con la sutileza de la escenografía y el vestuario, y por qué no, con la idea de que yo era uno de los cortesanos que caminaba por el suelo inclinado del palacio de los Condes de Almaviva.
Las clases estuvieron bien y tengo la sensación de haber ido recuperando la retentiva poco a poco. Hay que aprender a aprender y ello tiene también su proceso. Esta mañana Mr. Myers habló de la importancia de aprender a mantener el equilibrio aún cuando el centro se desplaza con respecto al eje y ahora, mientras escribo estas líneas, pienso en que ese viene siendo mi trabajo en las últimas semanas a raíz de las migraciones, y sobre todo con los movimientos tectónicos producidos por la fugaz visita de La Reina.
La vida en casa con Mamola es agradable a pesar de que los trenes de la Línea uno pareciera que pasan frente a mi ventana. El tiempo ha cambiado notablemente y parece que empieza el otoño en Nueva York.
Un abrazo
Etiquetas: fase tres
3 Comments:
Hola de nuevo! Te perdí la pista y espero que haber "redescubierto" tu blog (pensé que lo habías dejado) me sirva para ir encontrándote poco a poco.
Espero que estés siendo muy feliz allá, al otro lado!
Muchos besos del Barón!
Anda, pero si sigues con el bog! besos muchos, suerte!
Cosimo; qué buen redescubrimiento. Dejé involuntariamente de escribir durante un tiempo y de la misma manera lo he ido retomando. La verdad es que me encanta este rinconcito, y mejor cuando se pasan los amiguetes a saludar.
Ahora que eres más de tendencias, sé menos de tí, ¿qué tal va todo?
Un abrazo.
Telecine; un beso fuerte a tí también, Muak!
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