veintinueve
Ya es un ritual acercarme al banco el primer día de cada mes para consignar lo correspondiente al alquiler y aprovechar la ocasión para dar un paseo por el barrio.
En el quiosco de la prensa saludo a Tere y recojo las últimas entregas del coleccionable que ella me guarda rigurosamente. Paso por la droguería para comprar jabón, desodorante, pasta dentífrica y escuchar los progresos de Almudena con su régimen alimenticio. Saludo a mi tocaya de la pollería, comento el clima y pido media docena de huevos y una pechuga cortada en filetes. Le explico al de la tintorería que he vuelto a perder el recibo. Compro en la frutería de Walter unas manzanas Fuji y lo que hace falta en casa, y todo cargado me voy a desayunar lo de siempre en la cafetería de Jose para oír su ‘buenos días chavalote’.
En el camino de vuelta pienso siempre en la ascendiente prosperidad de mi vida social.
En el quiosco de la prensa saludo a Tere y recojo las últimas entregas del coleccionable que ella me guarda rigurosamente. Paso por la droguería para comprar jabón, desodorante, pasta dentífrica y escuchar los progresos de Almudena con su régimen alimenticio. Saludo a mi tocaya de la pollería, comento el clima y pido media docena de huevos y una pechuga cortada en filetes. Le explico al de la tintorería que he vuelto a perder el recibo. Compro en la frutería de Walter unas manzanas Fuji y lo que hace falta en casa, y todo cargado me voy a desayunar lo de siempre en la cafetería de Jose para oír su ‘buenos días chavalote’.
En el camino de vuelta pienso siempre en la ascendiente prosperidad de mi vida social.
2 Comments:
me encantan los rituales urbanos que te hacen sentir como si viviéses en un pueblo. este fenómeno es muy de madrid.
Mal; el encanto de Madrid es que hay aspectos en los que todavía sigue siendo una villa.
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