martes, abril 25, 2006

sesenta y seis

El papel de anfitrión de Roxie consumió toda mi atención en los últimos días y me ha servido para saber lo difícil que es subsistir siendo un artista tra(n)seuropeo y advertir los peligros de pasar demasiado tiempo solo.

La experiencia fue enriquecedora porque no siempre se tiene la oportunidad de visitar la frontera entre un ser humano que opera a su velocidad límite y un autista.

Después de unos días de dispersión, vuelvo con ganas, y con la certeza de que sesenta y seis días bien aprovechados son suficiente para cerrar mi ciclo.