lunes, agosto 07, 2006

fin (de semana)

A todo el mundo le gustaría que los Lunes fueran siempre festivos y levantarse, no muy tarde para evitar los remordimientos, con la enorme satisfacción de no haber tenido que soportar la llamada del despertador.
Abrir los ojos para quedarse un rato mirando el falso techo de la habitación pintado de blanco y las molduras que curvan ligeramente el encuentro entre el paño horizontal y el vertical. Detenerse en el cable y la bombilla de sesenta vatios que cuelga de un rosetón central e intentar recordar las habitaciones en las que uno ha pasado la noche las cinco últimas veces que no durmió en casa.
Habría pasado más de una hora y seguiría deslizándome en línea recta por la frontera entre los sueños y los pensamientos sumido en mi reflexión perezosa.

Escogería una música tranquila para empezar a despertar los sentidos. La flauta, o el oboe que son ligeros y apropiados para repasar la estantería donde están los libros ordenados alfabéticamente y pensar en otras posibilidades de clasificarlos: temáticamente, por género, por tamaño, por color y luego separarlos mentalmente en función de los que ya leí y los que esperan más atención que la que les presté esa tarde en la que tras comprarlos los ojeé distraídamente en un café del centro mientras hacía tiempo para volver a casa.
Bajaría unos cuantos y antes de entretenerme en una lectura distraída y ociosa me prepararía una taza de té. Darjeeling, por su densidad y color sería más apropiado para esas horas, pero escogería el Earl Grey porque me gusta el nombre y el olor me acerca las cosa que deseo y que parecen todavía muy lejanas. Esperaría ansioso a que la tetera empezara a silbar y constataría que es la razón principal por la cuál no me he comprado una de esas eléctricas que usan el norte de Europa para calentar el agua.
Volvería a la habitación y cambiaría la música. Pondría un disco de Bill Evans , Alone seguramente, y me entretendría una vez más leyendo el texto de la contraportada en el que explica porqué se titula así y recordando el día en que lo compré. Ojearía los libros que están tirados por el suelo y cambiaría de posición permanentemente. Iría al baño, reutilizaría hasta tres veces las bolsitas de té (porque cuando son buenas aguantan varias infusiones) y comería manzanas en vez de galletas para no dejar la cama llena de migas, y apilaría los restos sobre la mesita de noche.

Más tarde pensaría en los amigos que me sonríen desde las fotos pegadas con alfileres en la pared que está a la izquierda de la cama -ahora está a la izquierda pero es temporal porque me gusta cambiar la cama de sitio e incluso cambiar el lado en el que duermo con bastante frecuencia para sentirme desorientado cuando me despierto- y me detendría en cada uno de ellos repasando la ciudad en la que viven, la actividad que desarrollan, su estado civil, la última vez que nos vimos y el día en el que fue tomada la fotografía. Me volvería a dormir pensando en lo que haría si me ganara la lotería y al despertar intentaría anotar en una libreta lo que estaba soñando, o algún pensamiento que pudiera parecerme interesante para desarrollar en una redacción como esta. Cambiaría de disco, buscaría palabras en el diccionario, prepararía más té, pensaría en algún buen plan para esa semana (o para el futuro cercano), consultaría el I Ching y recapitularía las cosas más importantes que me ocurrieron desde la última vez que lavé las sábanas.
Pero hoy no es festivo y sobre la ciudad es lunes otra vez.

6 Comments:

Blogger Cosimo said...

Qué gracia, a mí también me encanta eso de sentirme desorientado cuando me despierto. Y lo de buscar palabras en el diccionario. Y conoces el I Ching! Y estrenas contador!

8/8/06 16:51  
Blogger uno said...

No se diga más, estamos hechos uno para el otro.

9/8/06 00:19  
Blogger Cosimo said...

Jaja! Y eso por? Yo no conozco el I Ching ni tengo contador.

10/8/06 09:41  
Anonymous Anónimo said...

Olé, olé y olé.

Una de las entradas más bonitas que he leído en mucho tiempo.

Yo también me niego a tirar mi antiguo calentador de agua (o como se llame) por el entrañable silbido que me anuncia que mi té estará listo en seguida. "Earl grey" es también mi favorito.

También me encanta ojear los libros de la estantería y cambiarlos de lugar y posición de vez en cuando, a mi antojo.

Me ha encantado eso de sentir una cierta desorientación, o no saber dónde estás, recién cuando te despiertas. Es genial.

¿Qué tal va el verano? A ver si nos vemos pronto.
Ya estamos de vuelta...

15/8/06 23:42  
Blogger uno said...

lifeonmars; estoy de vacaciones en un pueblo recòndito, y despuès de varios dìas de excursiones infructuosas, por fìn he encontrado una conexiòn a internet; mejor dicho, la ùnica que hay en todo el municipio y aquì estoy, contestàndote.
Gracias por el cumplido. A ver si me se ocurre algo y vengo en breve a colgarlo.

17/8/06 19:42  
Blogger ANNE :) said...

awwwwwwwwww m encanta tu tmb checas el I ching!! :) ... muy interesante lo que pasa por tu cabeza : ) saludoss

18/9/09 00:41  

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