viernes, febrero 28, 2014

first thoughts on my placement

-What am I looking for? (understand, explore, research, investigate, study) >>expedition 
    -how to use the expedition to make theatre.
    -Identity and awareness. Connecting with roots and putting them into creative work. 
-What can I bring? / Whay can I get?
I have studied singing and have been able to apply it to my acting career. I have used singing and movement in ensemble work as ways of creating a common territory for ensemble members to create a common territory where to explore and anchor their work.
"My art work is about identity and anguage, and challenges common assumptions based on how we look like or where do we come from: gender, class, race." Hetain Patel

miércoles, septiembre 28, 2011

sabio

Hoy tuve la tarde libre y fué la ocasión perfecta para quedar por primera vez con un nuevo amigo, para ir al teatro. Y amigo significa: sin ninguna pretensión de llegar mucho más lejos que unas cañas después de la función.

Fuimos al Matadero y pedí hablar con el jefe de sala para que me dejase entrar. Desde que Karmele me contó que en su época de estudiante los actores se formaban yendo al teatro tres veces por semana, sin pagar, claro, yo copié la metodología y la aplico sin pudor ninguno, y casi siempre funciona.
Ahora que lo pienso, la obra no estuvo mal -buena dramaturgia- sobretodo por la propuesta visual, más que plástica; pero en el plano dramático cojeó en el ritmo, y yo me habría ido en el intermedio. Pero me quedé por educación y mi mal genio se multiplicó durante el segundo acto, pero entre suspiro inconforme y cambio de postura, alcancé a apuntar una frase de uno de los personajes que decía: "sabio es aquel que constantemente se maravilla".

A la salida, mi amigo se encontró con más amigos, y me pareció un buen momento para escapar y regresar a casa dando un paseo -últimamente suelo volver a casa dando paseos para ahorrarme el billete de metro- y mientras caminaba, hablé con Ginger por teléfono y me contó una de esas historias emocionantes donde a alguien le cambia la vida cuando empieza a creer en sí mismo. Atravesé la ciudad y llegando a casa me encontré una caja llena de recipientes de plástico sellados, con fruta fresca pelada y cortada en trozos. Cogí unos cuantos que me estoy comiendo mientras escribo estos pensamientos, tres años desde la última vez que lo hice.

La fruta está dulce y yo sólo puedo pensar en que no seré un genio, pero es maravilloso todo lo que le puede llegar a pasar a uno en una tarde que podría haber sido como cualquier otra.

domingo, septiembre 28, 2008

loco por pina

Hace años, Pipi fue la primera en hablarme de Pina, en Madrid, cuando empezábamos a bailar y tomábamos juntos las clases de Clara. Desde entonces le seguía la pista y cuando me enteré de que venía a Barcelona, antes del verano, hice cola en el Liceu para asegurarme una entrada. Claro que había oído hablar del campo de claveles de Nelken, y del lago de agua de Nefés, así como de otros espacios escénicos que afloraron de sus colaboraciones con el escenógrafo Rolf Borzik, pero verlo en carne propia fue otra cosa.

El programa de esa noche no pudo ser mejor para un debutante como yo: Café Müller, sutil diálogo minimalista entre seis personajes, atrapado cada uno en su dinámica de movimientos, como si de sus propios conflictos se tratase, y sin posibilidad de evadirse de sí mismos -y de la melancolía de Purcell-entre las sillas y mesas de ese café habitado únicamente por la presencia sonámbula de Pina.

La Consagración de la Primavera fue otro cantar: grandilocuente, mitológico, espectacular. Treinta y dos bailarines moviéndose a la vez por un suelo de tierra en constante transformación, consternados por el sonido de la música de Stravinsky que vaticinaba lo que estaba a punto de ocurrir.

No entiendo cómo los abonados de la noche anterior pudieron patalear y abuchear semejante espectáculo. Para mi alma y mis sentidos fue todo un banquete.

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jueves, septiembre 18, 2008

carta a Lecoq

querido jacques,


la Primera vez que oí habalar de tí fue en un taller de Clown que hice con Andrés del Bosque en la carpa de Circo de la Casa de Campo en Madrid. Por aquel entonces ya yo bailaba claqué para la Compañía Contaptoe y buscábamos en aquel taller herramientas para hacer un montaje


el proceso de la compañía tomó otros derroteros y mi búsqueda personal me independizó del grupo mientras me acercaba a la música y al entendimiento del claqué en este contexto: es decir, como un instrumento de percusión. Viajé a Nueva York para recibir la información directamente de aquellos que habían conocido a los maestros, y además de nuevos ritmos y nuevas combinaciones de pasos, aprendí a improvisar. Comprendí también que en su orígen, los elementos fundamentales son claros y sencillos


al regresar a España me instalé en Barcelona porque es donde está la comunidad de claquetistas más sólida de Europa y en el tiempo que he pasado aquí he zapateado más que nunca. También he visto bailar a los mejores, y sin embargo he empezado a aburrirme porque el claqué se está convertiendo en algo demasiado específico y ha dejado de acercarme a todo aquello que me inspira


recientemente he entrado en contacto con tu trabajo y lo que me ha entusiasmado es que he reconocido en él una fuente de recursos y herramientas para que cada uno pueda contar su historia


saluditos desde Barcelona


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lunes, septiembre 15, 2008

mi abuela

Ha sido raro vivir todo esto en la distancia, porque la despedida de un ser querido es un acto colectivo. Para mí, expatriado, una noticia como cualquier otra que se desvaneció en el huracán de acontecimientos de mi cotidianidad, hasta anoche que soñé con ella, con mi abuela, en la casa grande (sí, la que tumbaron mis tíos antes de que la declararan patrimonio, aunque a mí me dijeron que no era algo que uno tenía que ir por ahí repitiendo).

Yo era el nieto favorito porque fui el primero, y el único durante muchos años. Pasamos mucho tiempo juntos: ella me llevó de España a Colombia recién nacido para que mi mamá pudiera terminar sus estudios antes de regresar. Pasé con ella casi todos los fines de semana de mi infancia, entre Jamundí y Pichindé, y cuando nos fuimos a Bogotá venía dos veces al años a pasar temporadas con nosotros.

No era la abuela que tejía bufandas y horneaba pasteles, pero es el mejor aliado que he tenido: incondicional, independientemente de mi posición (y de la de cualquiera) y sólida como una puerta blindada. Nos conocíamos bien.


Hoy, después de tres semanas, he sentido la tristeza de su ausencia por primera vez.

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lunes, marzo 24, 2008

intenso

No dejo de estar sorprendido con todos los cambios que ha tenido mi vida desde hace un año cuando terminé la carrera; ya no sólo cambios geográficos, sino también en mis prioridades, en las cosas que se han vuelto esenciales y en las que han dejado de serlo.

Me siento contento de estar cada vez más cerca de ese hombre que necesita poco para estar bien, y que es capaz de disfrutar por un instante de aquellas oportunidades que se presentan así, sin avisar, y que son efímeras e irrepetibles. En definitiva, de estar en contacto con aquel que estaba dentro de mí a quien aún no conocía, y que ahora me está enseñando a caminar siguiendo los impulsos del alma.

Han ido apareciendo personas en momentos y lugares insospechados con quienes he compartido momentos intensos que ahora parecen toda una vida. Con ellos he creado vínculos que se han deshecho al cabo de los días, tras una partida, y también he estado en contacto permanente con la soledad, fiel compañera de viaje.

Las situaciones son efímeras, van, vienen, cambian de ciudad, los rostros son diferentes y a veces se repiten, pero lo importante es que me hacen sentir más fuerte, más libre, como si el sabor de vivir fuera cada vez más intenso.

miércoles, diciembre 12, 2007

reflejo

Walter,

me alegro de haber tomado la decisión de pasar unos días por Londres antes de regresar a casa. Pero que tonterías digo si soy el hombre nómada y mi cuerpo es mi templo, y cuando llegue a Madrid tendré que buscar algo rápido porque en el palacio de La Reina no hay espacio más que para una capilla, por mucho que ella diga lo contrario.

Pero lo que te iba a contar es que fue un placer aterrizar en el Viejo Continente, fundamentalmente porque todo es más silencioso y la gente está más relajada. De hecho ves a la gente peseando tranquilamente, fumando un cigarrillo, o incluso hablando entre ellos mientras caminan, cosa que me sorprendió que me sorprendiese. Pero así es, porque allá de donde vengo, cada cual está sumergido en su mundo y apenas se percatan lo que los rodea.

Llegué a Chez Fadión donde fui recebido calurosamente e hicimos cosas normales como prepar la cena y charlar mientras comíamos, sobre lo que ha pasado en este tiempo que hemos estado sin vernos. Apenas pude llamé a los British Walters y enseguida me hicieron un hueco para vernos, y debo decir que semejante inmediatez me dejó pasmado ya que allá de donde vengo los encuentros se postergan y en muchos casos nunca llegan siquiera a producirse.

Esta mañana, en el escaparate de una tienda ví una de esas imagenes preciosas de Manhattan donde uno puede ver el Edificio Chrysler y el Puente de Brooklyn, y por un instante se me vinieron a la cabeza los momentos mágicos que allí viví, pero cuando me acerque sólo veía el reflejo de Trafalgar Square que estaba detrás mío.

Ya queda menos para vernos!

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jueves, noviembre 22, 2007

San Guibin

Amigo Querido,

hoy el pa/is enterero est/a en pausa para celebrar el d/ia de San Guibi. Y debe ser que los gringos sienten gran devoci/on por este santo, porque hasta el McDonalds de la esquina est/a cerrado. Y si estuviera en Madrid estar/ia contento, porque habr/ia llamado a alguno de los Walters y nos hubi/eramos inventado alg/un plan divertido para el puente, pero ac/a me repatea, porque las calles est/an desiertas y todo est/a cerrado. Menos mal que Dolora estaba colgada como yo y accedi/o a venir a casa a pasar la tarde conmigo y cocinar algo difeente y ver alguna peli.

Considerado que me queda menos de un mes ac/a, /ultimamente me esfuerzo por vivir intensamente cada momento. Si por la ma(n)ana me duelen las piernas o no me apetece ir a la clase de Mr. Myers pienso en que dentro de nada no lo voy a tener a tiro de piedra y eso me anima a seguir con la fuerza de cuando todo est empez/o, y levantarse a las seis y media no representaba esfuerzo alguno. En los /ultimos d/ias he notado que avanzo cada vez m/as r/apido y que los procesos que antes duraban una semana, ahora duran un d/ia, y que los hallazgos de la clase de Horton me sirve para todo y que despu/es de todo estoy empezando a conectar. Seis meses m/as habr/ian sido ideales, pero aparte de que la visa de turista caduca y el dinero se me esta acabando, va a estar bien una primera toma de contacto con la otra realidad.

El Viernes pasado Golda dio una fiesta en la terraza del piso cincuenta y cuatro, de su edificio de la cincuenta y siete con Lexington. Estuve ayud/andole con los preparativos desde temprano y observando atentamente el paso de un d/ia sobre la ciudad. No era la primera vez que pasaba el d/ia en esa terraza, pero la luz es m/as dram/atica en el oto(n)o y los colores de la ciudad producen una imagen alucinante. Caida la noche, me un/i al convite y disfrut/e de la comida, las copas, las vistas como un invitado m/as.

Me quedan un par de cosas por contar, pero acaba de llegar Dolora y no me queda m/a remedio que acabar. Por ahora.

Un besazo

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lunes, noviembre 12, 2007

estrella emergente


Walter,

el viernes pasado estaba reventado cuando llamó Golda -que es una amiga de La Reina a quien conozco desde hace años y con quien me entiendo especialmente bien- para invitarme a una de las fiestas que se celebran el primer viernes de cada mes en el Guggenheim. Lo dudé porque la fiesta de Halloween del fin de semana anterior había sido muy cool y todo lo que quieras, disfraces estupendos – el mío era un crossover entre una de las putas de Sweet Charity y el matón de La Naranja Mecánica, y el elemento principal consistía en unos tacones que me prestó Walter Mamola y que no tenía nada que envidiar a los de las Nancys Rubias- y un local impresionante, pero la música fue pésima y a mí me resultó todo bastante coñazo.

Pero lo del Guggenheim fue diferente y empezó cuando enseñamos la tarjeta de socia de Golda y nos hicieron pasar un sala pequeña repleta de retratos de los Expresionistas Abstractos, Andy Warhol, Sol Lewitt, Alexander Calder, y demás artistas de esos años en los que el Arte gringo llegó a la cumbre. Ahí estuvimos un buen rato bebiendo cocteles rosados que nos servían en copas de Martini mientras discutíamos sobre la democratización del arte, de la moda, y de todo aquello que antes no estaban al alcance de la gente y que ahora, en la era digital, lo está. Entrados en calor nos fuimos a recorrer el museo al son de una música buenísima caminando por una rampa elicoidal que ascendía tanto como los cocteles que habíamos ingerido. En la trayectoria de aquella espiral etílica me encontré con antiguos compañeros del colegio a quienes veo con cierta frecuencia desde que estoy acá, con mi prima Valentina y con Inés la de las Pizzas: una antigua compañera de la Escuela de Arquitectura de Madrid que estaba acompañada por un tío grande y simpático con quien terminé desayunado a la mañana siguiente y a quien he vuelto a ver, intermitentemente, en el transcurso de esta semana pasada.

El sábado por la tarde sonó el teléfono y pasé de estar preocupado por estar quedándome sin plata, a estar preocupado de estar quedándome sin tiempo, porque a las nueve de la mañana siguiente estaba sentado frente a una pantalla plana en el piso veintidós de una torre en la treinta y cuatro con octava, trabajando para unos arquitectos que necesitaban que alguien les echara una mano para llegar a una entrega que se les había salido de las manos. Fueron tres días intensos en los que me di cuenta de que dibujar con Autocad es como montar en bicicleta: no se olvida; que las noches sin dormir son parte irremediable del oficio del Arquitecto, aquí y en Pekín; y de que en caso de emergencia siempre me queda un recurso antes de tener que ir a despatarrarme al Meatpacking District.

El viernes ya estaba de vuelta en mi vida de estrella emergente de Harlem, con agujetas por todas partes y una tonelada de ropa sucia. Al caer la noche, me bajé al Lincoln Laundromat y antes de las doce ya estaba contando ovejas arropado hasta la cabeza.

Un beso

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sábado, octubre 27, 2007

conjunto

Querido Walter,

si tuviera que convencerte de que es Viernes por la noche y estoy en el Lincoln Laundromat escribiéndote estas líneas con una con una Negra Modelo -que no una modelo negra, que podría ser, pero me conoces bien para saber que ni lo uno ni lo otro, aunque lo primero tiene más que ver con el género que con el color- metida entre una bolsa de papel, mientras se seca mi ropa, no lo conseguiría: dirías que eso sólo cosas solo ocurre en Cosas que Nunca te Dije. A las seis, después del cuarto café, le dije a Teresa que tenía energía como para atravesar el puente de Brooklyn de ida y vuelta y llegar a la clase de Horton de las siete y media, pero en realidad el subidón me alcanzó para apenas bajar las escaleras del metro y subirme al siguiente tren con destino a casa.

Esta semana ha estado repleta de acontecimientos: aparte de mis clases varias -incluido el madrugón de cada mañana para llegar a la clase en Alvin Ailey antes de que aparezcan las sílfides y me dejen sin sitio- visité una exposición preciosa de Rembrandt y sus Contemporáneos en el Met, tomé unos gintocs en un lujoso apartamento en Park Avenue donde me resultó una invitación a una fiesta de Halloween este fin de semana, ví un adelanto del repertorio que bailará el American Ballet Theatre esta temporada en el Lincoln Center (mientras digas una palabra que termine en politan o menciones el nombre de algún expresidente, da igual lo que digas que tiene glamour), envié una solicitud de ingreso para el programa de Teatro Musical del Royal Academy of Music en Londres (en Inglaterra la palabras mágicas son Saint y Royal) y hasta ligué por la calle. Es lo que tiene vivir en Nueva York.

Mr. Myers insistió en la importancia de saber en qué consiste la inercia de cada gesto aislado, pero enfatizó que de nada sirve cuando uno no es consciente de la estructura que tiene el conjunto movimientos. Y eso aplicado a mi vida es a lo que he estado dándole vueltas toda esta semana.

Hasta pronto

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