viernes, marzo 24, 2006

a toda velocidad

Hay ocasiones en las que eyacular a toda velocidad, a pesar de lo que cualquiera pueda pensar, no es síntoma de padecer eyaculación precoz. A veces, más bien, tiene que ver con el lugar en el que uno se masturba.

Es el caso de estos jóvenes solteros que se reunieron la otra noche para celebrar el comienzo de la primavera.

Estaban todos con las hormonas revolucionadas –efecto generalizado sobre la mayoría de la población durante los cambios de estación, y en ellos: un estado permanente- y como consecuencia, durante la velada, no se habló de otra cosa que no tuviera que ver con la gula o la lujuria.

Después del café y los postres (y unas cuantas litronas de cerveza) se concursó por encontrar el lugar más insólito en el que alguien puede hacerse una paja. A juzgar por los resultados, quedó en evidencia que a los hombres nos encanta la velocidad.

El tercer puesto fue para el que confesó habérsela meneado en los baños de un tren de alta velocidad entre Madrid y Sevilla a 175 kilómetros por hora. Cuando le llegó su turno en la cola de los baños, el susodicho entró, se bajó los pantalones y pim'pam/pim'pam mientras que el paisaje andaluz se desdibujaba a través de la ventana.

Yo ocupé el segundo lugar con una velocidad de crucero de 960 kilómetros por hora en un Boeing 727. El triunfo se lo debo a que mi historia no tuvo lugar en el baño, sino debajo de una manta de cuadros de esas que le dan a uno las azafatas.

El ganador triunfó por unanimidad y aunque la velocidad de su hazaña la desconocemos, es sin duda alguna el más osado de todos. Aquella noche, mi amigo, aquel que parece sacado de una de esas películas en blanco y negro, nos confesó a todos los ahí presentes, su extraño hábito de sacudírsela en el ascensor del edificio en el que vive. Así como lo oyen. Decía que tenía que ser rápido hasta de reflejos, pero que entre eso y el espejo de cuerpo entero, lo encontraba de lo más divertido.

domingo, marzo 19, 2006

placenteramente

Hoy es uno de esos días en los que a pesar no haber hecho todo lo que debería, o que habría querido hacer, he pasado serenamente mientras llovía.

Después de comer en buena compañía, entre aguacero y aguacero, volví a casa sobre las cinco. Me vestí con ropa seca, me preparé una taza de té y comenzó una jornada en la que predominó fundamentalmente el silencio.

Estuve deambulando por el pasillo, en mi cuarto, sentado en el sofá del salón, y no sé bien cómo se pasaron las horas, pero pasaron y ahora estoy más tranquilo.

Y es que a veces, al encadenar una semana con otra vamos acumulando toda la euforia, el cansancio y el deseo por dentro en forma nubes que necesitan de tardes como esta para precipitarse placenteramente.

viernes, marzo 10, 2006

estudios sobre genética

En una familia, el mayor de los sobrinos migra a otro país para estudiar Ingeniería de Minas. Por temas de azar termina convirtiéndose en Trapecista.

Al cabo de los años el trapecista y sus amigos publican un artículo virtual en el que narran su trayectoria saltimbanqui y a continuación lo distribuyen entre los diferentes miembros de su estirpe para estudiar las relaciones que existen entre las diversas reacciones.

Habiendo transcurrido menos de una semana después la prueba, el resultado se enuncia a continuación, respetando la cronología de los hechos:


La hermana mayor es la primera en manifestarse:

“Muy bueno, y me sentiré mucho mas orgullosa de ti cuando te hagan la nota como un importante Ingeniero. Besos”


El siguiente hermano -que curiosamente se llama igual que el sobrino trapecista- nunca llega a leer el artículo, pero sí su exmujer y sus hijos, que redactan rápida y simultáneamente una nota cada uno, para manifestarle su alegría.


La hija mayor de la hermana menor es la tercera en escribir y lo hace en representación de su linaje:

“hola primo como tas. felicitaciones por las fotos. solo te queria decir te quiero mucho. o jala que vuelvas a qui y estamos juntos con toda la familia.
att: tu primita”


El tercer hermano está a punto de casarse por segunda vez y opta por separar los temas en dos mensajes.
En el primero dice:

“Ojalá pudieras acompañarnos, pero sé que tus cosas te lo impiden. Ese día te tendremos muy presente. Un besote”


En el segundo dice:

“Felicitaciones, me siento muy orgulloso de ti. Ojalá esto prospere tanto como tu carrera. Un besote”


El menor de los hombres es el más serio de todos los hermanos.

“Que bueno saber que estás bien. Muy bonito artículo y me alegro que te este yendo bien en este lado de tu vida. Me gustaría más ver pronto un artículo tan bueno y tan bonito como este pero que hablara de lo buen Ingeniero que eres (comentario predecible mío). Un abrazo. Saludos”


A manera de conclusión podríamos decir que en el mundo de hoy uno no puede distinguir ya entre lo verdadero y lo ficticio. Y eso, además, ha dejado de importar. Lo que ahora realmente cuenta es que la realidad se simule adecuadamente.

domingo, marzo 05, 2006

fire and ice

uno de esos poemas que dá mucho en qué pensar